miércoles, 5 de diciembre de 2012

Bendito Viaje

El objetivo de este ensayo es desarrollar las ideas que me surgieron al terminar la película “Diarios de motocicleta”. Además, pretendo relacionar ciertos pasajes del film con el contexto actual en el que vivimos, abordando temáticas sociales, políticas y económicas.
Dentro del desarrollo de las ideas también incluiré o relacionaré los postulados de 3 autores, estos son: Carlos Fuentes, Octavio Paz y Gabriel García Márquez.
De esta forma, mi trabajo empieza en torno a una sola pregunta, la cual es:
¿Debe Latinoamérica considerarse como un solo gran país multirracial y poli cultural?
Teniendo en cuenta que todas las culturas, y más tarde las naciones, (sean estas últimas reconocidas o no por la comunidad internacional), luego de la llegada de los conquistadores españoles sufren la misma suerte, incluso ya habiendo logrado sus respectivas independencias, los hechos se repiten en cada país, el más claro se muestra cuando los gobiernos son tomados por los militares al ver que las mayorías populares se vuelven comunistas o socialistas. Son variadas las similitudes que se pueden apreciar en la historia de cada país del continente, y es por esto que cabe hacerse la pregunta de si es posible unificar todo el territorio como alguna vez lo soñó Simón Bolívar.
Creo que para los menos fanáticos de la nación, el sueño de Bolívar nos parece bello, por más utópico que este sea, una gran y única América nos ahorraría cualquier tipo de problema territorial, como el de Chile y Perú  por los límites marítimos. Sin embargo, como lo da a entender Carlos Fuentes, el sueño unitario de Bolívar ha fracasado, sentencia que me parece muy acertada, debido a que el modelo económico actual se basa en la tenencia de un algo, en la propiedad privada. En este sentido, es necesario que los límites estén definidos y los grupos bien conformados, ya que así es posible hacer funcionar la explotación de los países más pobres a favor de los privilegiados (los que en ningún caso serán países del mismo continente). Para ejemplificar mi punto, en el caso hipotético de  que en los territorios de Chile y Venezuela existan grandes reservas de oro que empresas europeas pretenden extraer, siendo América un solo país la posibilidad de que estas empresas transnacionales ingresen a explotar el territorio sería bastante compleja, teniendo en cuenta que los representantes de Venezuela se niegan a permitir dicho ingreso (aludiendo a la figura de Chávez) y los representantes de Chile, por el contrario, se muestran condescendientes al respecto. Discrepancia que pondría demasiados obstáculos a la transnacional para lograr explotar el oro.
Distinto sería si ambos países estuvieran separados, ya que de esta forma la empresa descartaría la explotación de Venezuela y se enfocaría solo en el territorio chileno, sin mayores problemas y hasta con facilidades.  Al final, a pesar de que no pudieron explotar ambas reservas, lograron su cometido en Chile. En conclusión, para este primer punto, puedo afirmar que el sueño de una América unificada, el cual menciona Ernesto en el brindis de San Pablo, choca con el paradigma socio-económico dominante.

Es cierto que tenemos muchas semejanzas como países víctimas del mismo opresor, ya que a diferencia de Brasil, la mayoría de los países que forman parte de América Latina hablan español, y todos (incluido Brasil) son producto del mestizaje y han experimentado el sincretismo cultural. No obstante la escisión se produce de igual manera, sin importar que tanto tengamos en común como continente, o ya desde una perspectiva universal como seres humanos, esto se debe a que todos nacemos separados, no conformamos parte de uno solo y nos diferenciamos. De ahí el sentimiento de individualidad en México, al cual  hace referencia Octavio Paz, estableciendo que al ser hijos de la chingada, su identidad es desconocida, ya que no son ni españoles ni nativos, son híbridos. Además, el hecho de que sean el resultado de una violación les provoca rechazo, se origina entonces un sentimiento basado en una duda existencial ¿Qué somos?
En lo personal, la crisis de identidad a la que se refiere Octavio Paz me resulta bastante distinta en otros países del continente, y pienso que esto se debe a que en México la resistencia de las civilizaciones precolombinas se vio opacada por la ayuda de la Malinche a Hernán Cortés, y esto lo menciono en comparación a Chile, donde el pueblo mapuche logro resistir la invasión española por un largo periodo de tiempo y en la actualidad resiste la usurpación de tierras a manos de las empresas forestales. Mi punto es que aquí cualquier relación que se haga con el pueblo mapuche es asociada inmediatamente a la resistencia, en cambio en México cualquier relación que se haga con las civilizaciones Maya y Azteca conlleva inmediatamente a pensar en la Malinche, lo que deriva en el sentimiento de rechazo hacia la mezcla de sus culturas. Así pues tenemos una visión negativa y otra optimista para el mismo hecho, el cual fue la invasión de España.

Para continuar desarrollando ideas, me gustaría mencionar la escena de la película que más llamó mi atención, esta es en la que Ernesto comenta con Alberto que el río separa a los enfermos de los sanos. Me detengo en esta escena puesto que este reconocimiento de separación entre las islas, es lo que motiva a Guevara a cruzar el río nadando el día de su cumpleaños sin importarle que tuviera asma o que su compañero Granado le gritará cuanto improperio supiera, la determinación de Ernesto me permite hacer un paralelo con García Márquez. Y es que si bien Fuser en ningún momento se sintió superior a los enfermos del otro lado del río, García Márquez por su parte plantea que “Frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte.”(Gabriel García Márquez, Discurso de aceptación del premio nobel “La soledad de América Latina”, 1982).
Comparo ambas figuras rescatando el valor que tiene para Ernesto la vida de las personas más desfavorecidas,  ya sean estas leprosas, cesantes o prófugas comunistas, también cabe mencionar  que como estudiante de medicina posee una gran vocación de servicio, que incluso lo lleva a diagnosticar tumores estando en juego un buen alojamiento para reponerse del viaje.
Ahora bien, desde la perspectiva de García Márquez, la vida adquiere valor en la medida que aparecen impedimentos para que ésta se desarrolle apropiadamente, no obstante, dicho valor no surge como una cualidad positiva, sino más bien como una condición real del continente en comparación a Europa, donde en vez de fomentar la vida, se han creado las condiciones para desarrollar un poder capaz de eliminar a cualquier nación, independientemente de que ésta los supere en número.
En definitiva, el personaje de Fuser nos invita a romper con la individualidad que nos corrompe como personas hoy en día, promoviendo la unión entre naciones y la cooperación entre personas.

Ahora para concluir, si bien ya mencioné que concuerdo con la sentencia de Carlos Fuentes respecto al sueño unitario de Bolívar, por otra parte, también me veo influenciado por la personalidad  carismática e integradora de Ernesto Guevara en relación a una América unida libre de provincialismos, y es en este encuentro de pensamientos que reconsidero ambas posturas, para alzar más allá de la sangrienta historia que compartimos como conquistados, el respeto hacia las culturas madres de nuestras naciones y la tolerancia frente a las divisiones territoriales que la comunidad internacional nos ha impuesto.


Por último y en relación a la película, creo que a todos nos gustaría protagonizar una historia como la vivida por  Ernesto “Che” Guevara, que un día dejó todo y a todos para salir a viajar por viajar. Bendito fue su viaje, su juicio y su ética, más allá de que no se mostraran las acciones por las que relacionamos su nombre con el de un guerrillero, su pasión por la justicia inspira a seguir luchando contra la adversa realidad que construimos y que habitamos.

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